■ Es la intervención gubernamental más grande de la historia en el “libre mercado”.
■ La iniciativa tuvo 263 votos a favor y 171 en contra; en menos de una hora se promulgó la ley
■ Reconoce George W. Bush que entre la población aún hay preocupaciones sobre este esfuerzo
■ Reconoce George W. Bush que entre la población aún hay preocupaciones sobre este esfuerzo
Nueva York, 3 de octubre. El gobierno de Estados Unidos autorizó hoy la que probablemente será la intervención gubernamental en el llamado “libre mercado” más grande de la historia.
La Cámara de Representantes aprobó este viernes el rescate financiero y el presidente George W. Bush promulgó inmediatamente en ley el paquete de 700 mil millones de dólares solicitados para intentar estabilizar el sistema bancario y económico de este país.
Esta tarde los representantes votaron 263 a favor contra 171 para aprobar la iniciativa, revirtiendo así la sorprendente derrota de la iniciativa el lunes. Al obtener los votos necesarios, se produjeron aplausos y gritos en la cámara baja, y el proyecto casi de inmediato fue enviado a la Casa Blanca. Menos de una hora después, el presidente Bush lo firmó en ley.
En comentarios al enterarse de la aprobación en la cámara, Bush agradeció el trabajo bipartidista, elogió la cooperación entre el Congreso y su Casa Blanca y reconoció que aún hay preocupaciones sobre este esfuerzo entre la ciudadanía. Afirmó que “al unirnos en esta legislación, hemos actuado audazmente para ayudar a prevenir que la crisis en Wall Street se convierta… en una crisis en las comunidades a lo largo del nuestro país. Hemos demostrado al mundo que Estados Unidos de América estabilizará sus mercados financieros y mantendrá su papel de liderazgo en la economía global”.
Pidió paciencia, declarando que “tomará algún tiempo para que esta legislación tenga su impacto pleno sobre nuestra economía”, y aseguró que será implementada de manera “responsable”.
Y, tal vez en algo que sirva de epitafio a su papel como principal vocero del libre mercado y el modelo neoliberal en el mundo, Bush explicó: “como firme promotor de la libre empresa, yo creo que la intervención gubernamental debería ocurrir sólo cuando sea necesario. En esta situación, la acción es claramente necesaria”.
Por su parte, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, elogió al Congreso por hacer “lo necesario para estabilizar nuestro sistema financiero y proteger la seguridad económica de todos los estadunidenses”.
El plan de rescate aprobado otorgará hasta 700 mil millones para el propósito de adquirir deuda “mala” y liberar así las arterias del sistema financiero. La nueva ley establece que estos fondos se otorgarán en etapas; 250 mil millones disponibles de inmediato, 100 mil millones más podrán ser utilizados bajo discreción del presidente, y los restantes 350 mil millones pueden ser solicitados por el secretario del Tesoro pero el Congreso tiene derecho de detener ese último monto. La iniciativa incluye mayor supervisión legislativa del programa, límites sobre la remuneración de ejecutivos en jefe de empresas beneficiadas por esta asistencia. También contiene algunas “protecciones” para los contribuyentes.
Ante un constante torrente de noticias financieras y económicas alarmantes durante los últimos días, el impacto del desplome más drástico de la Bolsa de Valores de Nueva York después de la derrota del paquete el lunes, la paralización de los mercados de crédito, líderes de ambos partidos siguieron advirtiendo que si este rescate no se aprobaba, las consecuencias serían desastrosas.
La presidenta de la cámara, Nancy Pelosi, reafirmó que el paquete era esencial para defender “la estabilidad de nuestro país y la seguridad económica de nuestro pueblo”, mientras que el líder de la oposición republicana, John Boehner, reiteró que “si no hacemos nada, es probable que esta crisis empeore”, y otros continuaban haciendo eco de que ya no había otra opción más que adoptar esta medida para frenar la crisis.
No faltó lo que se ha convertido la consigna oficial de la cúpula política del país: no es para Wall Street, es para Main Street (el eufemismo para la gente ordinaria, o sea las masas), y muchos justificaron su voto con tonos patrióticos, superando sus intereses políticos para unirse en salvar al país.
Aumenta el desempleo
Con todo, las noticias preocupantes no cesan. Hoy el gobierno reportó que en septiembre otros 159 mil trabajadores se sumaron a las filas del desempleo oficial, el peor desplome mensual en cinco años. Se han registrado incrementos de desempleo en cada uno de los últimos nueve meses consecutivos, con un total de 760 mil empleos perdidos en ese periodo. Y analistas dicen que este último informe mensual aún no registra el impacto de la crisis financiera actual.
Mientras tanto, municipios y hasta el gobierno de California están al borde de la bancarrota por no tener acceso a crédito de corto plazo; de hecho, California, el estado más rico de la nación, podría verse obligado a solicitar un préstamo del gobierno federal.
Ante todo esto, los representantes se sumaron al Senado, el cual aprobó la medida el miércoles por un amplio margen de 74 contra 25, en aprobar la nueva versión que contiene algunas nuevas medidas para “endulzarlo” justo para atraer mayor apoyo entre la cámara baja. Los demócratas votaron 172 a favor de la medida y 63 en contra, mientras que la bancada republicana ofreció 108 en contra y 91 a favor (lo cual indicó que muchos republicanos cambiaron su voto de hace cinco días cuando sólo 65 votaron a favor).
Sin embargo, disidentes del consenso de la cúpula política, liberales y conservadores tanto en el Congreso como fuera, continuaron criticando la iniciativa. Los liberales y progresistas señalan que no hay nada en el plan para asegurar asistencia a los miles que están perdiendo sus casas por no poder pagar sus hipotecas, mientras se otorga miles de millones a los ricos de Wall Street, otros dicen que está mal diseñado, que no reforma el sector financiero; otros, conservadores, denuncian que viola el principio básico del libre mercado.
La última gran intervención gubernamental en el sector privado fue en los ochenta, cuando el gobierno tomó posesión de los activos de más de mil de las instituciones de ahorro y crédito que se valuaban en casi 520 mil millones. Fue, hasta ese momento, el rescate gubernamental en el sector bancario más grande desde los años treinta. Esa crisis llegó a su cima en 1986, y el gobierno fue obligado a establecer una agencia en 1989 para depurar a ese sector financiero, lo cual llegó a tener un costo público de más de 120 mil millones y duró seis años en solucionarse, hasta 1995.
Nadie se atreve a pronosticar qué tanto costará ahora esta crisis al erario, ni cuánto durará este proceso, ni si funcionará.
La Cámara de Representantes aprobó este viernes el rescate financiero y el presidente George W. Bush promulgó inmediatamente en ley el paquete de 700 mil millones de dólares solicitados para intentar estabilizar el sistema bancario y económico de este país.
Esta tarde los representantes votaron 263 a favor contra 171 para aprobar la iniciativa, revirtiendo así la sorprendente derrota de la iniciativa el lunes. Al obtener los votos necesarios, se produjeron aplausos y gritos en la cámara baja, y el proyecto casi de inmediato fue enviado a la Casa Blanca. Menos de una hora después, el presidente Bush lo firmó en ley.
En comentarios al enterarse de la aprobación en la cámara, Bush agradeció el trabajo bipartidista, elogió la cooperación entre el Congreso y su Casa Blanca y reconoció que aún hay preocupaciones sobre este esfuerzo entre la ciudadanía. Afirmó que “al unirnos en esta legislación, hemos actuado audazmente para ayudar a prevenir que la crisis en Wall Street se convierta… en una crisis en las comunidades a lo largo del nuestro país. Hemos demostrado al mundo que Estados Unidos de América estabilizará sus mercados financieros y mantendrá su papel de liderazgo en la economía global”.
Pidió paciencia, declarando que “tomará algún tiempo para que esta legislación tenga su impacto pleno sobre nuestra economía”, y aseguró que será implementada de manera “responsable”.
Y, tal vez en algo que sirva de epitafio a su papel como principal vocero del libre mercado y el modelo neoliberal en el mundo, Bush explicó: “como firme promotor de la libre empresa, yo creo que la intervención gubernamental debería ocurrir sólo cuando sea necesario. En esta situación, la acción es claramente necesaria”.
Por su parte, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, elogió al Congreso por hacer “lo necesario para estabilizar nuestro sistema financiero y proteger la seguridad económica de todos los estadunidenses”.
El plan de rescate aprobado otorgará hasta 700 mil millones para el propósito de adquirir deuda “mala” y liberar así las arterias del sistema financiero. La nueva ley establece que estos fondos se otorgarán en etapas; 250 mil millones disponibles de inmediato, 100 mil millones más podrán ser utilizados bajo discreción del presidente, y los restantes 350 mil millones pueden ser solicitados por el secretario del Tesoro pero el Congreso tiene derecho de detener ese último monto. La iniciativa incluye mayor supervisión legislativa del programa, límites sobre la remuneración de ejecutivos en jefe de empresas beneficiadas por esta asistencia. También contiene algunas “protecciones” para los contribuyentes.
Ante un constante torrente de noticias financieras y económicas alarmantes durante los últimos días, el impacto del desplome más drástico de la Bolsa de Valores de Nueva York después de la derrota del paquete el lunes, la paralización de los mercados de crédito, líderes de ambos partidos siguieron advirtiendo que si este rescate no se aprobaba, las consecuencias serían desastrosas.
La presidenta de la cámara, Nancy Pelosi, reafirmó que el paquete era esencial para defender “la estabilidad de nuestro país y la seguridad económica de nuestro pueblo”, mientras que el líder de la oposición republicana, John Boehner, reiteró que “si no hacemos nada, es probable que esta crisis empeore”, y otros continuaban haciendo eco de que ya no había otra opción más que adoptar esta medida para frenar la crisis.
No faltó lo que se ha convertido la consigna oficial de la cúpula política del país: no es para Wall Street, es para Main Street (el eufemismo para la gente ordinaria, o sea las masas), y muchos justificaron su voto con tonos patrióticos, superando sus intereses políticos para unirse en salvar al país.
Aumenta el desempleo
Con todo, las noticias preocupantes no cesan. Hoy el gobierno reportó que en septiembre otros 159 mil trabajadores se sumaron a las filas del desempleo oficial, el peor desplome mensual en cinco años. Se han registrado incrementos de desempleo en cada uno de los últimos nueve meses consecutivos, con un total de 760 mil empleos perdidos en ese periodo. Y analistas dicen que este último informe mensual aún no registra el impacto de la crisis financiera actual.
Mientras tanto, municipios y hasta el gobierno de California están al borde de la bancarrota por no tener acceso a crédito de corto plazo; de hecho, California, el estado más rico de la nación, podría verse obligado a solicitar un préstamo del gobierno federal.
Ante todo esto, los representantes se sumaron al Senado, el cual aprobó la medida el miércoles por un amplio margen de 74 contra 25, en aprobar la nueva versión que contiene algunas nuevas medidas para “endulzarlo” justo para atraer mayor apoyo entre la cámara baja. Los demócratas votaron 172 a favor de la medida y 63 en contra, mientras que la bancada republicana ofreció 108 en contra y 91 a favor (lo cual indicó que muchos republicanos cambiaron su voto de hace cinco días cuando sólo 65 votaron a favor).
Sin embargo, disidentes del consenso de la cúpula política, liberales y conservadores tanto en el Congreso como fuera, continuaron criticando la iniciativa. Los liberales y progresistas señalan que no hay nada en el plan para asegurar asistencia a los miles que están perdiendo sus casas por no poder pagar sus hipotecas, mientras se otorga miles de millones a los ricos de Wall Street, otros dicen que está mal diseñado, que no reforma el sector financiero; otros, conservadores, denuncian que viola el principio básico del libre mercado.
La última gran intervención gubernamental en el sector privado fue en los ochenta, cuando el gobierno tomó posesión de los activos de más de mil de las instituciones de ahorro y crédito que se valuaban en casi 520 mil millones. Fue, hasta ese momento, el rescate gubernamental en el sector bancario más grande desde los años treinta. Esa crisis llegó a su cima en 1986, y el gobierno fue obligado a establecer una agencia en 1989 para depurar a ese sector financiero, lo cual llegó a tener un costo público de más de 120 mil millones y duró seis años en solucionarse, hasta 1995.
Nadie se atreve a pronosticar qué tanto costará ahora esta crisis al erario, ni cuánto durará este proceso, ni si funcionará.
Fuente: La Jornada sábado 4 de octubre de 2008 http://www.jornada.unam.mx/2008/10/04/index.php?section=economia&article=022n1eco
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