EL 15 de agosto de 2008 la Secretaría de Gobernación publicó el decreto por el cual se reformó los artículos 69 y 93 de la Consitución, a través del que se cancela la obligación para el presidente de la República de acudir el 1 de septiembre a la sesión del Congreso a presentar su informe.
Ésta reforma fue aprobada por el Senado el jueves 19 de junio de 2008, de las razones que dieron los legisladores sobresalen las siguientes:
Senador Santiago Creel: “un régimen efectivo de rendición de cuentas del Ejecutivo al Congreso, en el que el presidente de la República no estará obligado a asistir al recinto legislativo”
Senador priísta Francisco Francisco Arroyo: "El primero de septiembre no será más “un rito echeverriaco”; se acabo el besamanos indignante”.
Senador perredista Pablo Gómez: "la ceremonia pasó en los últimos años de ser el “Día del Presidente” al “Día contra el Presidente”, y con estas modificaciones se convertirá en un diálogo entre poderes.
El senador Alberto Anaya, del Partido del Trabajo, expresó preocupación por la posibilidad de que la reforma tenga como propósito “nada más facilitar las cosas a Felipe Calderón”
Esa parte del “viejo régimen”, la del “oropel de los informes presidenciales”, nadie la extraña, agregó el senador del Partido Revolucionario Institucional Arroyo Vieyra, y dijo sentirse orgulloso de cambiar “esa arquitectura constitucional que pasó de las seis horas o más del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez en tribuna, en una danza y feria de millones”, a “la máscara de cerdo y una serie de horrores” que se vivieron en los últimos informes de gobierno.
las justificaciones o argumentos los englobariamos en tres aspectos:
Costumbre de antaño que ha perdido su valor; un mero ritual hacia la figura presidencial; y para mejorar las relaciones entre poderes. Éstas tres argumentaciones me parecen insuficiente para el cambio trascendental que representan las reformas, por un lado se haba de que es un costumbre "vieja", sin duda alguna es antiquísima, la presencia del presidente ante el Congreso es tan vieja como el presidencialismo que nació en el sistema político estadounidense, pero no por ella debe dejarse de lado; ya que es una costumbre repúblicana de mucho valor simbólico ya que no sólo es la entrega del informe sino que también a manera de ritual y simbolismo es la presencia del presidente en el mayor estrado "El Congreso de la Unión", es donde el presidente da la cara frente a la soberanía del pueblo que reside en el Congreso; de ahi que sea inexplicabl el argumento crítico sobre la naturaleza simbólica del informe, no olvidemos que los rituales y símbolos son importantísimos para los individuos en sociedad una teoría muy bien aceptada por la sociología moderna. Y por último hace falta una visión más institucional de los políticos mexicanos en especial de los legisladores, pareciera que la reforma aqui mencionada tiene más tintes personales que de caracter legal e institucional. Si bien los poderes son iguales entre si, la Constitución dota de un adjetivo al Poder ejecutivo el de "SUPREMO" todo con la finalidad de denostar que el Estado mexicano tiene como sistema político el "presidencialismo".
JOSUÉ ISAÍAS GONZÁLEZ MARTÍNEZ
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